Cómo diferenciar entre activos y pasivos para construir riqueza
Uno de los conceptos más poderosos y, a la vez, más simples que nos comparte Robert Kiyosaki en su libro Padre Rico, Padre Pobre es la clara distinción entre activos y pasivos, esta lección, aunque simple, marca la diferencia entre quienes logran construir riqueza y quienes permanecen atrapados en un ciclo de deudas y limitaciones financieras.
Si actualmente te encuentras en el camino de mejorar tus finanzas personales, comprender esta diferencia es fundamental para tomar mejores decisiones con tu dinero.
¿Qué es un activo según Kiyosaki?
Empecemos por entender qué es un activo y Kiyosaki tiene una forma muy práctica de definirlo, “un activo es todo aquello que pone dinero en tu bolsillo.” En otras palabras, son bienes o inversiones que generan ingresos o aumentan su valor con el tiempo, los cuales pueden ser:
● Inversiones en bienes raíces que te generan rentas.
● Acciones o bonos que producen dividendos o intereses.
● Propiedad intelectual que genera regalías.
● Cuentas de ahorro de alto rendimiento e inversiones a plazo fijo.
La clave está en que un activo trabaja para ti, incluso mientras duermes.
¿Y qué es un pasivo?
Por el contrario, un pasivo es todo lo que saca dinero de tu bolsillo. Aunque socialmente algunos bienes se consideran como “activos”, en términos de flujo de efectivo pueden ser claramente pasivos. Por ejemplo:
● Una casa propia con una hipoteca que no genera ingresos.
● Vehículos que se deprecian y requieren mantenimiento constante.
● Tarjetas de crédito con saldos pendientes.
● Préstamos personales o de consumo.
Robert Kiyosaki argumenta en su libro que muchas personas caen en la llamada “carrera de la rata” porque se endeudan adquiriendo pasivos creyendo que están construyendo riqueza, cuando en realidad están comprometiendo sus finanzas a largo plazo.
¿Cómo usar esta distinción para construir riqueza?
1. Prioriza la compra de activos: antes de pensar en un auto nuevo o una casa más grande, analiza cómo puedes invertir en instrumentos que generen ingresos como, las acciones, bienes raíces en alquiler o iniciar un negocio rentable.
2. Reduce tus pasivos al mínimo: evita adquirir deudas innecesarias que no te aporten un retorno financiero. Si tienes pasivos, diseña un plan para pagarlos lo antes posible.
3. Reinvierte las ganancias de tus activos: en lugar de aumentar tu nivel de consumo al obtener ingresos adicionales, destina esos recursos a adquirir más activos. De esa manera construirás un círculo virtuoso de crecimiento financiero.
4. Educa tu mente financiera: la diferencia entre quienes alcanzan la libertad financiera y quienes no, radica en su capacidad de entender y manejar el dinero inteligentemente. Invierte en tu educación financiera y aprende a analizar las oportunidades que realmente generan valor.
Construir riqueza no es cuestión de cuánto dinero ganas, sino de cómo lo administras, así que, si quieres mejorar tus finanzas personales, empieza por ver cada decisión de compra a través de la lente de Kiyosaki, haciéndote la siguiente pregunta:
“¿Esto pondrá dinero en mi bolsillo o lo sacará?”
Recuerda, la verdadera libertad financiera se logra cuando tus activos generan ingresos suficientes para cubrir tus gastos, a partir de ahí, todo lo demás es crecimiento.