¿Cómo influyen nuestros impulsos en la toma de decisiones financieras?


De seguro conoces personas que se van de compras luego de un día o una semana difícil para animarse y sentirse mejor, o quizás a aquellas que a la hora de gastar se escudan en las famosas frases de  “la vida es una sola”, “yo me lo merezco” y “para eso trabajo”. 


Estas son prácticas que demuestran que sus decisiones financieras están estrechamente condicionadas por sus impulsos, buscando la sensación de bienestar con la compra de objetos o viajes no planificados, para olvidar el problema o la situación que deben afrontar.


Todos, a lo largo de nuestra vida, hemos experimentado este tipo de situación, ya que el ser humano es un ser de emociones. Sin embargo, lo importante es aprender a reconocer esas emociones que generan este tipo de impulsos, y que las mismas afectan nuestra salud financiera.


Conocer la relación de nuestras emociones con el dinero es un factor determinante para llevar unas finanzas saludables, que te permita tener la vida que deseas y alcanzar tus objetivos o metas personales.


Para ello debemos iniciar con el primer paso que es identificar una emoción, que no es más que una reacción frente a un estímulo, el cual te impulsa a realizar acciones o, por el contrario, alejarte de personas u objetos.


Emociones como la tristeza, la alegría, el amor o el miedo son grandes estímulos que nos impulsan a tomar decisiones financieras y marcan la pauta en nuestra relación con el dinero.


Una buena práctica para identificar a qué nos impulsan estas emociones es a hacernos las siguientes preguntas:


  •  ¿Cómo te sientes cuando recibes tu pago o tu quincena?

  • ¿Cuál es la emoción que sientes al hacer un gasto grande?

  • ¿Cómo te sentiste la última vez que tuviste que cubrir el gasto por una emergencia o imprevisto?

  • ¿Cuáles son tus emociones al tomar un crédito o financiamiento?

  • ¿Cómo te sientes cuando ahorras o inviertes?


“Un buen administrador de sus finanzas sabe reconocer sus emociones y aprende a reconocer cuando estas se encuentran por encima de lo presupuestado” afirma Teresa Sánchez, especialista en finanzas personales, en el curso Finanzas 101 que puedes encontrar aquí en Finanzas con Propósito.


Las emociones no son ni buenas ni malas. Son simplemente indicadores, señales que nos envían una información sobre nosotros mismos, como situaciones internas que aún no se han resuelto o el deseo de pertenecer a un grupo social, lo que puede llevar a muchas personas a tener adquisiciones (casa, carro, viajes u objetos de lujo) que sobrepasan su capacidad de pago.


Sin lugar a duda juegan un papel importante para saber el porqué compramos lo que compramos, qué nos motiva o nos impulsa a tomar esas decisiones financieras que, en la mayoría de los casos, no están contempladas en el presupuesto y nos dejan endeudados. 


Teniendo claro lo anterior, las emociones son el detonante de aquellos impulsos que nos hacen comprar o a tomar ciertas decisiones financieras. Por eso, es clave que logres identificar ese momento haciéndote preguntas cómo:


- ¿Qué hago cuando estoy alegre?

- ¿Cómo reacciono cuando estoy de mal humor o triste?

- ¿Cómo estas reacciones afectan mis finanzas?


Si la respuesta a estas preguntas se parece a que haces compras que no están presupuestadas, te das un viaje o una salida no planificada, es un buen momento para tomar una pausa y ser consciente sobre esas emociones positivas y negativas que determinan tu relación con el dinero.


  • Identifica cuáles son los detonantes de esas emociones y haz una lista de ellas.

  • Enumera las cosas que son importantes para ti y tus metas financieras.

  • Realiza una ejercicio por una semana donde seas consciente de tus emociones cada vez que hagas un gasto o una compra. Así descubrirás cómo es tu relación con el dinero y qué te motiva a comprar.

Recuerda que la única persona responsable de tus finanzas eres tú. Depende de ti que el dinero fluya con naturalidad en tu vida y que tomes decisiones financieras de manera más consciente.

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